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martes, 6 de mayo de 2014

El imperio de Sagan III. Final: Infelices años treinta

26 de Noviembre de 1939

Los últimos diez años, que decir de los últimos malditos diez años. Cuando los políticos anunciaban que la cosa mejoraba la cosa volvía a empeorar. En los últimos diez años he cerrado prácticamente la totalidad de todas mis empresas, y he despedido a más gente de la que conozco. Lo único que me queda de estos últimos diez años es mi mansión, una mansión que por orgullo no vendí, cuando la gente la ve exclama, " vaya Pet, parece que la cosa no te va tan mal", pero ven sólo la fachada, por dentro la mansión está vacía, sin muebles que la decoren, sólo quedan las cortinas, y el sillón donde me bebo un buen whisky escocés por que la ocasión lo requiere, estoy de celebración. Vendí un poco de todo para seguir adelante y aparentar el hombre que antaño fui, el hombre que lo tenía todo, el cabeza de familia ejemplar y el que dejaba jugosas propinas cuando salía a cenar con mi amante, Rita, que al final decidió abandonarme por un actorucho de la costa oeste. Marthell también se fue, harta de mi mal humor, se marchó con los niños a casa de sus padres. Mi hermano, Martin, se ahorcó cuando su mujer,  Eva, se quedó en cinta, la desesperación le invadió al ver que su familia crecía y no podía ser capaz de sacarla adelante. Mis amigos tampoco están, antaño acudían al sonido montante de las monedas como las moscas a la mierda, pero ahora no acuden al auxilio de un amigo que pide ayuda. Sólo me queda una gran casa vacía, donde el eco de mis gritos desesperados retumban y una cuñada viuda que no deja de gimotear, por no hablar de su hijo, llorando todo el rato.

Durante estos diez años han pasado muchas cosas. El electorado no apoyó a Hoovert en su reelección, y el demócrata Roosevelt salió victorioso en las elecciones, debo reconocer que nunca he sido muy demócrata, pero las ideas del nuevo presidente no me desagradaron. El presidente tomó medidas, un paquete de medidas llamadas New Deal. La situación se suavizo un poco gracias a eso, pero no fue suficiente.

Samuel hace tiempo que no me escribe, lo último que me dijo es que el hombre bajito del bigote había ganado las elecciones en Alemania, pero que ya no era tan bueno como parecía en un principio.  Escucho bastante hablar por la radio del tipo en cuestión, dijeron que invadió Polonia después de invadir Checoslováquia, incluso que hace pactos con los comunistas de la Unión Soviética. Francia e Inglaterra le declararon la guerra y el tipo no se arrugó y a atacó con todo a los franceses. Parece ser que el mundo se está volviendo loco .

Y retomando el tema de Martin, yo, al igual que él estuve muchas veces apunto de poner fin a todo, no veía la luz al final del túnel, una vez apreté el gatillo de la pistola pero la pistola se encasquilló. Otra vez me tiré desde una cornisa, un segundo piso por que tengo vértigo, el resultado un pie roto y no atreverme a volver en un segundo intento. Intenté también ahogarme en la bañera, pero cuando empezó a faltarme el aire, me entró el pánico. La última vez me intenté ahorcar, pero no tenía dinero ni para una cuerda decente, utilicé una corbata que se partió. Eso sí, antes de acabar con mi vida ahogaría a mi cuñada para. Como he dicho antes, estuve apunto de no ver la luz al final del túnel, pero la vi.

Vi la luz en algo que nunca falta en este mundo. Una tarde escuchando la radio, donde hablaban del panorama de Europa. se me iluminó la bombilla ! Por qué no se me ocurrió antes¡ Tengo en manos una nueva empresa que está empezando a dar sus frutos, muchos frutos. Pronto volverán los amigos, las fiestas y las mujeres. Ya no fabricaré vehículos para el buen ciudadano de clase media, fabricaré motores para los vehículos de nuestro ejército. Ya no fabricaré utensilios de cocina, para las amas de casa norteamericanas, sino fusiles para nuestros soldados. La guerra está a la vuelta de la esquina, y con ella el fin de estos malditos diez años. La guerra es la solución a todos los males de nuestra economía, y yo, brindo por ello.



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