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sábado, 20 de enero de 2018

San Sebastián:patrón de Palma de Mallorca

 San Sebastián nació en Narbona, Francia, las antiguas galias del Imperio romano y se educó en Milán.  Patrón de nuestra ciudad, Palma de Mallorca y de muchas otras. Muchos no sabrán por que celebramos esta festividad. Sebastián era un pretoriano al servicio del emperador Diocleciano en el siglo III d. C. De fe cristiana, practicaba su religión, evitando los ritos paganos hasta que fue descubierto. El emperador descubrió la fe que practicaba y le dio a elegir entre seguir siendo soldado o seguir su religión, San Sebastián eligió seguir practicando su religión. El emperador furioso Le condenó a muerte, ordenando a sus soldados a atarlo a un poste de madera y dispararle con sus flechas. Los soldados cumplieron las órdenes, Le dieron por muerto, pero cuando se acercaron vieron que milagrosamente seguía vivo y decidieron esconderlo en la casa de una noble cristiana, no por mucho tiempo, el emperador descubrió su paradero y ordenó que le azotaran hasta la muerte, esta vez murió y sus restos fueron enterrados en la vía Apia por los cristianos.



El milagro de las flechas hizo que muchas ciudades decidieran tener al mártir como patrón, ya que sobretodo a medida que se iba extendiendo y oficializado el culto cristianó, se creía que era protector contra enfermedades y plagues tales como la peste. Desde el siglo XVII se convierte en el santo patrón de Palma, debido a que se cree que el fragmento de un hueso de un brazo de este santo, que procedía de la isla de Rodas y que portaba un prestibero huido de los turcos, salvó a Palma de una epidemia de peste, que estaba diezmando a los revolucionarios agermanados que resistían en el interior de las murallas de ciudad en 1523 al ejército de Carlos V. El brote de peste finalizó con la llegada de la reliquia De esta manera se popularizó el santo hasta sustituir al antiguo patrón de la ciudad, el ángel Custodio.

De esta manera las flechas harían alusión a las flechas envenendadas que harían alusion a todas esas enfermedades que en tiempos remotos diezmaban poblaciones. Los cristianos huidos del Imperio extendieron su leyenda.

miércoles, 24 de mayo de 2017

Canción del pirata


Se cumplen 150 años de la muerte dela escritor José de Esproceda, poR lo que no hay mejor manera de recordarle que con sus versos más famosos.

Nacido en Almendralejo ( Badajoz) en 1808, fue un activo revolucionario, exiliado por sus ideas intelectuales.  Hombre de mundo, en su exilio visitó Portugal e Inglaterra y  participó en la revolución parisina de 1830. Regresó a España bajo la amnistía del rey Fernando VII donde dedicó su vida al periodismo y a la política, llegando a ser parlamentario ante las cortes generales con el partido progresista. Murió joven a los 34 años por diferia en 1842. Vivió con intensidad y pasión una vida corta pero con logros en su haber, desafío el sistema establecido sin acobardarse. Tal vez por su alma de pirata y su deseo de libertad nos dejó unos de los versos más bellos de la literatura española.





Con diez cañones por banda,
viento en popa a toda vela,
no corta el mar, sino vuela,
un velero bergantín;
bajel pirata que llaman
por su bravura el Temido
en todo el mar conocido
del uno al otro confín.
La luna en el mar riela,
en la lona gime el viento
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
Y allá a su frente Estambul:
-Navega, velero mío,
  sin temor
que ni enemigo navío,
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.
Veinte presas
hemos hecho
a despecho
del inglés
y han rendido
sus pendones
cien naciones
a mis pies.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.
Allá muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra,
que yo tengo aquí por mío
cuanto abarca el mar bravío
a quien nadie impuso leyes.
Y no hay playa
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pecho
a mi valor
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.
A la voz de ¡barco viene!,
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar:
que yo soy el rey del mar
y mi furia es de temer.
En las presas
yo divido
lo cogido
por igual:
sólo quiero
por riqueza
la belleza
sin rival.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.
¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río:
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena
colgaré de alguna antena
quizá en su propio navío.
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di
cuando el yugo
del esclavo
como un bravo sacudí.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.
Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
Y del trueno
al son violento,
y del viento,
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,
arrullado
por el mar.
Que es mi barco mi tesoro,
que es mi Dios la libertad;
mi ley, la fuerza y el viento;
mi única patria, la mar.