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lunes, 25 de julio de 2016

Cuentos y leyendas: el tren de Sóller.

Bienvenidos de nuevo a las horas de la historia. Con esta entrada daremos inicio al ciclo sobre tantas y tantas leyendas urbanas encontradas en las Islas Baleares y de paso en el resto de España, si queréis, podéis dejar en comentarios las leyendas urbanas que conozcáis, para investigarlas y exponerlas en próximas entradas.




La leyenda del tren de Sóller.


Damos inicio al ciclo con una de las excursiones más famosas de nuestra isla mayor, recomendable para realizar en familia, donde los pequeños disfrutarán con el traqueteo del centenario tren, partiendo desde la plaza España de Palma hasta llegar a Sóller y pudiendo completar la experiencia con el viaje en tranvía hasta el puerto y si la  cartera lo permite, paseo en barco hasta la Calobra para completar el itinerario.




Dicho tren fue inaugurado el 16 de Abril de 1912. Siendo toda una novedad en su época y una apertura hacia el resto de la isla para el pueblo de Sóller, al cual solo se tenía acceso mediante vía marítima o mediante un largo y recorrido a través de las montañas de la Sierra de Tramontana. En el viaje inaugural una pareja de recién casados, se dispusieron a viajar con el tren hasta Palma, para llegar al puerto, para así  embarcar y vivir su  luna de miel.



 Los dos de familias de la alta sociedad, las cuales habían concertado el matrimonio desde que la pareja no eran más que dos niños. A los dos se les veía una pareja enamorada, a pesar de la conveniencia de su matrimonio, más a ella que a él, por que lo que era él, se entendía con la doncella de su joven mujer, a escondidas  y de manera furtiva. Esta relación  furtiva fue descubierta en el viaje inaugural, cuando la novia pilló "in fraganti" a su marido besando  a su amante  en el exterior del último vagón. La novia perdió toda compostura y se abalanzó sobre su doncella, arañándola, golpeandola y tirando de su pelo, en el forcejeo las dos mujeres tropezaron y quedaron suspendidas, agarradas al tren para no caer en las vías, el hombre tan vez podría haber salvado a las dos, pero eligió salvar a su amante, dejando que su joven mujer cayera en la vía, perdiéndose para siempre con un grito que recorrió el túnel que atravesaban en aquel momento y que se quedó enmudecido por el traqueteo del tren. La pareja de amantes consiguieron huir y vivir la luna de miel que por derecho debían disfrutar los recién casados, huyendo por temor a algo o a alguien, tal vez a la ira de su difunta mujer o de su familia , emprendieron el viaje lejos hacia una nueva vida, en jn barco insumergible, pero perdieron la vida en el naufragio del viaje inaugural que emprendía su embarcación, el Titanic. Cuenta la leyenda que hasta el día de hoy, el infiel que viaje en el tren y que se asome al último vagón durante el tramo largo del túnel, será arrojado a las vías por la joven novia.

Inaguración del tren de Sóller

La historia detrás de la leyenda.

Lo cierto es que la inauguración del tren de Sóller fue una novedad para la sociedad mallorquina, el destino hizo que la inauguración coincidiera en un corto espacio de tiempo con el primer viaje y naufragio del  Titanic, inaugurado el 10 de Abril del mismo año y naufragado la madrugada del 14 al 15 de Abril, un día antes de la inauguración del tren de Sóller. La repercusión internacional de la noticia hizo que la expectación creciera en torno al viaje inaugural del tren, que transcurrió sin problemas. Debemos pensar que las noticias no circulaban a la velocidad a la que nos tiene acostumbrados hoy en día, ni tampoco el acceso a la información, así que pronto empezaron a circular los rumores sobre la joven novia que cayó en las vías y de la pareja de amantes que pereció en el Titanic, realizando un baile de fechas para encajar todas las piezas de la historia. El amor por lo esotérico se décadas posteriores, hizo que se añadera el resto de esta leyenda urbana, sobre la aparición de la novia en el túnel. De todas formas, por si acaso, tomad todas las precauciones en vuestro próximo viaje en el tren, y a los infieles, ya sabéis, evitad el último vagón.








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