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lunes, 9 de junio de 2014

La verdad en los mitos: Cristianismo o el arte del plagio.

De nuevo un tema que levanta ampollas, en este caso la religión cristiana, con el mérito de haber sobrevivido al paso del tiempo en los últimos dos milenios. De esta personal revisión tampoco se salvará el judaísmo. El lector más ofendido se preguntará por qué la palabra plagio está junto a cristianismo en el título de esta entrada, para responder está pregunta debemos realizar un viaje en tiempo, un viaje de cinco mil años donde las primeras civilizaciones conocidas empezaron a dejar grabadas para la posterioridad sus primeros pasos en este mundo de locos.

Entre el río Tigris y Eufrates hayamos nuestra primera parada, centrándonos en la región de Sumer. Las ciudades de dicha región, compartían una misma religión, quizás el desconocimiento de la ciencia obligara a dar una razón divina para explicar el paso del día y la noche, para explicar la importancia del agua, o para decir que aquel satélite que orbitaba al rededor de la tierra, la luna, era la diosa Nana. Quizás los nombres de los dioses An y ki no les suene a nadie. Pero sí cuento que los sumerios ya tenían la idea concedida de un paraíso del Edén ya os suene más, sí prosigo diciendo que el dios Enlil creo al hombre con la arcilla de su tierra diréis, "esta historia me suena mucho", quizás sea casualidad, o no, la religión sumeria también relata la creación de la mujer, a partir de la costilla del hombre, curiosamente "costilla" en la lengua aglutinante sumeria, significa crear. Pero aquí no acaba la cosa seguimos con los sumerios, la historia del diluvio, donde un hombre reunió a una pareja de animales de cada especie, y se embarcó con su arca para salvarse de la avalancha de agua, un mito parecido al del héroe Sumerio Gilgamesh y el diluvio. Conceptos de premio y castigo por las buenas o malas acciones, la idea del cielo y el infierno, demasiados paralelismo  entre el antiguo testamento y esta religión que hace cinco mil años colaba la vida ciudadana de los hombres.

Nos vamos ahora a Babilonia, concretamente al imperio paleobabilónico,en la época de máximo esplendor de la Babilonia amorita bajo el reinado de Hamurabi I. La iconografía relata como el dios Shamash, dios de la justicia, entrega al monarca las leyes que su pueblo debe seguir, estas leyes adquieren un carácter divino que la población acata sin rechistar, personalmente creo haber visto una historia parecida en el que el protagonista era un tal Moisés y el código eran dos tablas de la ley donde estaban grabados los diez mandamientos. Hoy en día en código de Hamurabi puede ser contemplado en el Louvre.

Lo cierto es que durante tres milenios, antes de la fundación del cristianismo, numerosas civilizaciones dominaron en algún momento Mesopotamia, los conquistadores tomaban los dioses autóctonos como suyos e inculcaban su propia religión y cultura en las ciudades conquistadas. Quizás el cristianismo sólo sea eso, una fusión de culturas que a sobrevivido al paso del tiempo.



Un cristianismo que ha resteuctirado sus dogmas infinidad de veces,  como en el concilio de Nicea, durante el mandato de Constantino en Roma, donde se estableció el dogma de la trinidad. Una religión que fue perseguida y posteriormente perseguidora, reformada infinidad de veces para satisfacer las inquietudes de sus fieles seguidores.

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