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miércoles, 28 de octubre de 2015

Cine e historia: El reino de los cielos

En 2005,  Ridley Scott nos trasladó al mundo de las cruzadas del siglo XII,  asistiendo al choque entre oriente y Occidente. En la cinta,  Balian, un joven herrero que acaba de perder a su esposa,  conoce a su padre,  Godofredo de Ivelin,  un caballero templario que le propone una nueva vida en Jerusalem para expiar sus pecados.



Imprescindible montaje del director.

Debo reconocer que cuando vi esta película,  me decepcione,  fue en el 2005,  hace diez años,  salí de la sala de cine algo mosqueado,  mis expectativas no se habían cumplido,  diez años después,  tras la insistencia de un compañero de la universidad, recomendando ver el montaje del director,  con cincuenta minutos más de metraje,  decidí dar otra oportunidad a la cinta, tal fue mi sorpresa,  que me encontré con una película diferente a la que vi en 2005,  si en ese entonces consideraba que era una película pasable, en 2015 me encontré ante una verdadera obra maestra,  con sus licencias pero fiel a la historia. El metraje añadido no es ningún extra,  sino que es una parte esencial de la película,  que extiende la duración de ésta hasta las tres horas,  es indispensable para conocer el contexto histórico y el entendimiento de su trama. Es inexplicable el tijeretazo que se produjo con la versión que se lanzó en salas comerciales en 2005,  y solo se puede explicar por la ambición de la productora de hacer más caja al final del día, convirtiendo lo que serían tres pases diarios en cinco pases diarios.





Fidelidad histórica.


La película refleja bien el periodo histórico que nos sitúa tras el fracaso que supuso la segunda cruzada,  por parte de los cruzados y la toma de Jerusalén,  por parte de Saladino, el cual consigue unir al mundo islámico,  para expulsar a los cristianos de tierra santa. La cinta nos presenta personajes históricos,  como el rey Beduino IV,  Guido de Lusignan, Reinaldo de  Chatillon, Silbina de Jerusalem o el ya nombrado Salah ad- din,  Saladino. Cabe destacar la fidelidad de estos personajes,  reflejados en la ambición de Guido de Lusignan, el carisma de Saladino y el rey Beduino IV, o la traición de Reinaldo de Chatillon, cabe destacar la recreación de la gran protagonista que es,  la ciudad de Jerusalem. La película nos muestra además la rivalidad existente entre las diferentes ordenes militares ( hospitalarios y templarios) y la tensión existente entre el rey y los caballeros convertidos en auténticos señores feudales. Pero el gran acierto de la película lo encontramos más allá de los hechos fielmente relatados,  sino en la finalidad de la cruzada más allá de la fe, donde los templarios no perseguían en su fin,  el triunfo de la cristiandad,  sino sus propios intereses personales escudándose en el pretexto de una finalidad religiosa, algo que vemos a través de los ojos del protagonista y que al igual que él nos hace plantearnos la siguiente pregunta ¿ Qué nos diferencia hay entre nosotros y  ellos?




Si no la ha visto...

Con el debido respeto,  si no la ha visto ya está tardando. El reino de los cielos no es la típica película entre un bando bueno y uno malo,  si no de dos bandos enfrentados,  con hombres que anteponen sus intereses personales a la causa. Es un ejercicio de acercamiento entre dos culturas enfrentadas. Cabe destacar la valentia de Ridley Scott,  debido a que en el momento de su estreno,  los atentados del 11 s,  Londres y Madrid,  estaban muy presentes, pudiendo ser rechazada la propuesta de la cinta por la opinión popular,  sensibilizada ante los actos terroristas que se produjeron. El reino de los cielos es una obra atemporal,  que como el buen vino, mejorará con el paso del tiempo. Eso sí, el montaje del director.


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