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martes, 30 de agosto de 2016

Lugares de interés histórico: Oak Island o La Isla de Roble


Entre los lugares de interés para todo amante del misterio encontramos una isla en Canadá, en el litoral sur Nueva Escocia, cincuenta y siete hectáreas bañadas por el océano Atlántico a once metros sobre el nivel del mar. Entre las trescientas sesenta islas de la bahía de Mahone encontramos una que entraña una atmosfera de misterio, la isla de Oak.

John Smith, Daniel McGinnis y Anthony Vaughan. ¿Qué tienen de especial estos tres hombres con nombres de futurible de Pocahontas, manifestante de Belfast y presentador del canal Aprende Inglés?

Ser los primeros y eso siempre da pie a escribir alguna que otra letra en las páginas de la historia del género que sea. En este caso, el misterio de una isla de la costa canadiense, casi anclada a la península de Nueva Escocia. Oak Island o La Isla de Roble.


Oak Island o La Isla de Roble


Smith, McGinnis y Vaughan fueron los primeros en ser testigos de que Oak Island escondía algún misterio o como poco, daba pie a muchas preguntas sin respuesta. Así pues, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, al excavar en una de las zonas de la isla descubrieron un pozo que por los elementos encontrados daban pie a pensar a ciencia cierta que se trataba de un pozo artificial. Tan evidente era la prueba que tenían entre manos, que dedicaron gran parte de su vida a seguir excavando dicho pozo. Los hallazgos posteriores invitaban a no dejar el deseo de seguir en la búsqueda de algo, pero... ¿de qué?

Cada tres metros se toparon con entarimados de roble (de ahí el nombre de la isla, probablemente) que cubrían restos de tierra sedimentada, lo cual seguía inspirando al trío explorador a seguir con su objetivo marcado en rojo.



Tal misterio, inspiró un "turismo" especial a la isla, el mismísimo Roosvelt fue uno de ellos, fehacientes de que algo podía esconder el fondo de la isla. Y la salsa rosa de la época no tardó en dar pie a esa rumorología que funciona tan bien tanto en esos que se lanzan con mochila y cantimplora hacia Oak Island, como para aquellos que prefieren verlo o leerlo desde la grada.

Oro, un tesoro de algún pirata, alguna tumba de alguien notable, artefactos de alto valor. Incluso algunos han llegado a poner en duda que pudiera haber textos del mismísimo William Shakespeare o el ansiado Santo Grial. Suficientes alicientes para que todos aquellos que viven por y para descubrir algo, para responder preguntas que durante siglos llevan en el aire, puedan ser resueltas.



En términos cinéticos, se podría decir que el primer punto de giro de la historia detona en el momento en el que a 27 metros de profundidad, se halla una losa de un material no solo poco común en Oak Island, sino en todo el territorio americano. Una losa con una inscripción en un alfabeto totalmente desconocido en el que también se dio pie a diferentes tesis. La más conocida, y para mí la más inverosímil, es que su posible traducción fuera "Trece metros más abajo, enterrados dos millones de libras". Otros abogan por encasillar la inscripción en tintes religiosos y recientemente, gracias al documental de "La maldición de Oak Island" de canal Historia, una nueva tesis sobre un mensaje encriptado sobre una probable solución a la inundación del pozo a través de una especie de "presa a base de granos de maíz". Y digo solución a la inundación del pozo, porque llega un punto en el que el agua del mar entra a raudales y deja inanes los intentos de excavación del Pozo del Dinero, como comúnmente se le llama.

Losa encontrada a 27 metros del Pozo del Dinero


Pergaminos encontrados, monedas y túneles perfectamente diseñados bajo el agua en una zona en la que esos canales están vestidos por una especie de playa sintética. Incluso hechos como el de uno de los encargados de una de las muchas excavaciones. James Pitblado robó algo que sacó excavando bajo las miradas de muchos testigos. No solo no lo devolvió, sino que intentó adquirir la isla para morir más tarde en un accidente laboral. ¿Qué se llevó? Pitblado puso una piedra más en la necesidad del ser humano de seguir escarbando por su actitud aquel día.

Pienso que antiguamente no debía haber una separación por el mar entre Nueva Escocia y Oak Island. De hecho, desde la península podríamos tardar escasos diez minutos andando en llegar a Oak Island. Y esa teoría a mí personalmente, me podría hacer creíble que toda esa maraña arquitectónica subterránea inmersa bajo el agua a día de hoy, se pudiera hacer en su día y con aquellos recursos bajo el cálido abrazo del sol. ¿Para qué? No lo dudo, pues por localización, Oak Island era un lugar perfecto para esconder lo que fuera y espero poder leer algún día qué es lo que hay bajo ese misterio que a tanta gente durante tanto tiempo ha tenido comiendo bajo la palma de su pozo.

Visión de Oak Island desde la península de Nueva Escocia.


Hechos y hallazgos que han acontecido ahí, hacen que La Isla de Roble no sea una historia de ciencia ficción. Es real y provoca que la incertidumbre movilice a seres humanos a seguir investigando a pesar de que la isla haya dejado atrás varios muertos.

Y algo tan nuestro como los refranes nos advierten de lo que puede pasar y si no, acuérdense de que la curiosidad mató al gato o incluso quien avisa no es traidor y si no, cambien el orden de las letras del nombre de la isla... ¿Y qué les da? KAO Island...



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