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lunes, 27 de abril de 2015

Las mujeres que gobernaron Roma

La época clásica fue sin duda un tiempo dominado por hombres,  dejando a las mujeres en un segundo plano,  siempre fue así,  contando muy pocas excepciones,  una de esas excepciones se produjo en Roma, donde de verdad una serie de mujeres  tuvo un papel revelante en la administración del imperio a principios del siglo III d.C,  nos referimos a las princesas sirias,  encabezadas por Julia Domma, precursora de una dinastía de mujeres  paralela a la de los emperadores severos.

Nos encontramos en Roma a finales del siglo II d.C. El emperador Cómodo muere asesinado en sus aposentos, en un atentado planeado por el senado,  contrario a la política interior del emperador. Tras este suceso el senado perdió popularidad en favor del ejército,  el imperio vivió sucesivas guerras civiles debido a las disputas que se vivían entre los pretendientes que pretendían ocupar el vacío de poder que dejó Cómodo tras su muerte. Finalmente,  tras más de cuatro años de lucha, será Séptimo Severo quien se alzará victorioso y ocupará el lugar del emperador y fundará  una nueva dinastía,  en el 197 d.C.

Séptimo Severo 


Junto al nuevo emperador aparece una nueva figura,  su mujer,  Julia Doma,  la influencia de ésta es tal, que no tardó en ser nombrada augusta junto a su marido,  algo sin precedentes en la historia del imperio,  incluso se llega ha acuñar moneda con su propia esfinje. Así funcionó la Roma de Séptimo Severo, con un emperador belicoso salvaguardando las fronteras del imperio y con su mujer,  Julia Domma,  encargándose de la política interior. Pronto esta situación se truncó,  los más cercanos al emperador,  celosos del poder que iba acumulando Julia Domma, empezaron a lanzar rumores de adulterio por parte de la mujer del emperador,  Séptimo Severo decidió apartar a su esposa de la vida pública.

Julia Domma 


El protagonismo de la Augusta retornó en el 211 d.C tras la muerte de su marido, su hijo Caracalla tomó el relevo del padre, tras asesinar a su hermano Geta,  también pretendiente a la herencia de Séptimo Severo. En esta nueva etapa se hace más palpable la influencia de Julia Domma en el imperio. Esa influencia perduró hasta la muerte de su hijo en el  217  en una conspiración liderada por uno de sus hombres de confianza,  Macrino,  el cual se hizo con el poder, Julia Domma murió poco después,  tras conocer la muerte de su hijo.

Emperador Caracalla 


El poder de las emperatrizes.


Otra mujer,  Julia Mesa, hermana de Julia Domma,  no tardó en mover los hilos en su propio beneficio, usando métodos más oscuros. Macrino duro apenas un año en el poder gracias a la astucia de Julia Mesa. Promovió una revuelta en contra del nuevo emperador el cual finalmente fue ejecutado. su nieto Heliogábalo,  era el candidato perfecto para acceder al trono, gracias a su corta edad,  catorce años, resultaba un emperador manejable, así la madre de éste Julia Soemia,  se encargó de la regencia,  llevando el estado al antojo de las princesas Sirias. Todo fue según los planes de las Julias hasta que el emperador cumplió la mayoría de edad,  Heliogábalo se volvió excéntrico,  despreocupado,  entregado a una nueva religión oriental, queriendo hacerla única en el imperio, entregado a los placeres de la vida y con intenciones pacifistas para el imperio,  algo que puso en contra al ejército y que hizo bajar la popularidad del emperador. Su abuela tomó cartas en el asunto y decidió actuar antes de que fuera demasiado tarde,  conspiró en contra de su propia hija y de su nieto. Heliogábalo fue ejecutado junto a su madre,  murieron abrazados y sus cabezas fueron lanzadas al río Tiber y sus cuerpos fueron despojados de ropas para ser arrastrados por toda la ciudad.

Julia Mesa 


Mientras se trataba la conspiración en contra de Heliogábalo,  Julia Mesa y su hija Julia Mammea prepararon al siguiente emperador, adoctrinándolo, educándolo y moldeándolo, según los intereses de la dinastía de estas mujeres, el nuevo emperador debía ocupar el lugar de Heliogábalo, tras hacerlo desaparecer, con garantías de  que no cometiera los mismos errores.  Alejandro Severo, hijo de Julia Mamea y primo de Heliogábalo,  fue proclamado emperador en el año 222 a la edad de 14 años,  su madre y sobre todo su abuela,  gobernaron el imperio hasta que el joven emperador cumplió la mayoría de edad. Su abuela murió, dos años después de que el nuevo emperador accediera al trono,  con la paz de ver que su legado quedaba en buenas mano, pero no fue así. La crisis iniciada en la anterior dinastía dificultó el gobierno de este emperador,  además el ejército poco a poco se fue poniendo en contra de Alejandro Severo debido a que fue perdiendo privilegios,  un motín liderado por Maximiliano el Tracio acabo con la vida del emperador y la de su madre en el año 235 d.C.

Con Julia Mammea,  la última princesa Siria,  moría una dinastía que no se encuentra en las listas oficiales pero  lo cierto es que tras su existencia,  Roma ya no volvió a ser la misma,  debiendo vivir una anarquía militar y transformándose en un nuevo sistema con un mayor poder para el emperador. Quizás sea imprudente decir que la caída del imperio empezó con ellas,  lo más probable es que empezara antes o después,  pero lo que si es indudable es el mérito de unas mujeres que se alzaron en un mundo de hombres.









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